¿Somos lo que comemos?
¿Somos lo que comemos o comemos por lo que somos? La elección de las comidas está más determinada por nuestras emociones que por nuestra hambre.
Sí, dicen que somos lo que comemos pero… hay personas que comen lo mismo y sin embargo unas no tiene michelines, retención de líquidos o hipertensión y otras sí. Y tampoco hacen ejercicio. ¿Serán los genes, la dieta y el estrés? Pues eso puede afectar pero hay algo más profundo.
¿Qué es lo que realmente hace que yo tenga un cuerpo más redondeado?
El color azul tiene muchas tonalidades pero todos son azul. Lo mismo ocurre en ti, hay muchas facetas o “yoes” de ti misma viviendo en en tu mente. Hay partes de tu identidad con alta auto-estima mezcladas con partes con traumas y baja auto-estima. Y todas ellas son tu manifestándose de diferente manera según los diferentes factores y las experiencias vitales.
Para la persona con sobrepeso hay una área donde el temor ha afectado el sistema nervioso creando confusión en qué comida es buena y cual no.
Tu eres tu tanto cuando comes sano como cuando comes en exceso pero expresando amor a ti misma o miedo .
Tu relación con la comida es un reflejo de la relación contigo misma.
Cuando rompes con la dieta, has roto tu lealtad, cuidado y compromiso contigo misma.
Lo que sentiste de pequeña, aprendiste a hacerlo a ti misma.
Debes aprender una nueva forma de pensar antes de que puedas ser maestra de una nueva forma de ser.
Incoherencia emocional
Las emociones son una forma de energía y la energía no puede ser eliminada sino transformada. Si tienes miedo de sentir tus sentimientos, esta energía tiene que ir a alguna parte. Las emociones no son peligrosas hasta que son repudiadas es por eso que son proyectadas hacia el exterior (otros) o hacia el interior (acumuladas en tu cuerpo). Esto produce sentimientos más negativos: vegüenza, humillación, asco, fracaso… entrando en una rueda sin fin.
Cada vez es más difícil deshacerse de la grasa e incluso de los problemas que tenemos porque cada vez entramos en más incoherencia. La incoherencia se ha instalado en nuestras vidas como algo habitual, algo desapercibido y sin embargo, está ahí. Cuando vivimos en incoherencia el cuerpo lo manifiesta para que nosotros podamos hecerle caso.
Los únicos sentimientos de los que realmente debes temer son los que ignoras.
La necesidad de comer
Tu necesitad de comer es una pataleta emocional, como una parte de ti que se siente ignorada y quiere ser escuchada. Tienes dos opciones,: escuchar la emoción o escuchar al sargento cruel que te ordena hacer algo para mitigar el malestar. Lo más funcional es sentir la emoción por supuesto.
Las células grasas se disolverán permanentemente cuando aprendas a amar todos los aspectos de ti misma. El poder del amor es tu liberación. Tu mirada espiritual extiende tu pecepción de la realidad espiritual más allá del mundo material y lo que ves más allá de este mundo tienes el poder de transformarlo.
Así que todo lo que pensamos y creemos es lo que se materializa en tu vida y si no te gusta, se materializa de alguna manera en tu cuerpo. Esto es lo que sé: si te enfocas en cambiar algo externo (tu cuerpo) a través de cambios externos (alimentación y ejercicio) sin trascender a nivel espiritual o interno, los cambios no durarán. Volverán las curvas.
Conecta con tu instinto
Todas, todas las personas que han venido a mi consulta de coaching, con un tipo de alimentación mal gestionada se han percatado de la incoherencia que había en otras áreas de su vida.
La coherencia es manifestar aquello en lo que crees, lo que sientes. Pero ¿qué es lo que estás pensando y haciendo ahora? ¿Qué es lo que quieres y sin embargo crees que no puedes tener? ¿Qué es o que dices que en realidad es lo opuesto a lo que piensas simplemente por guardar las apariencias o por no molestar?
A eso se reduce todo. La clave, es enfocarte en crear coherencia en tu vida y ver desde tu ser interior, desde el amor. Aunque parezca extraño, puedes ir contracorriente y “desmentir” aquello que tu corazón te dice. Sí, tu corazón, ese órgano que rige tu vida y sin embargo no quieres entenderlo. No hace falta que escuches a tu cerebro, conecta con tu instinto y sigue los dictados de tu corazón.
Mónica