¿Eres de las que te pones a picotear delante del televisor como Carrie de “Sexo en Nueva York”? La diferencia es que ella no engorda y tu probablemente si.
Cómo dejar de picotear
Comer cosas distintas y en pequeñas cantidades de forma constante es conocido como picoteo. Es uno de los problemas más frecuentes por los que me pedis ayuda.
Pues bien, a continuación te explico primero porque picoteas a todas horas:
- Tienes carencias nutricionales: puede que estés a dieta y no estés comiendo la cantidad de alimentos que necesitas. Hay una falta de proteinas, grasas, vitaminas, minerales o glucosa. Piensa en lo que picoteas y pregúntate:¿Qué lleva este alimento? Revisa lo que has comido en el desayuno, almuerzo o cena para ver si faltaba ese nutriente.
Si es así, aumenta el consumo y verás que baja la necesidad de picoteo. - Hay un desequilibrio energético: has comido muchos alimentos con efecto expansivo (crudos, frutas, lacteos, café, te, azúcares, etc) y necesitas algo que cierre la energía (patatas fritas, pizza, queso curado, snacks salados, etc) y al revés.
Es como una balanza energética que debe estar en equilibrio. Un exceso de algún alimento conlleva tener que equilibrar con alimentos de efecto contrario. Si te interesa este tema, lee el articulo sobre el yin y el yang de los alimentos.Y además…
- Falta alguna textura en la alimentación: sueles cocinar con los mismos estilos de cocción y siempre tomas alimentos con la misma textura:
– muy blandos (bollería, iogures, miga de pan, cremas de verduras, compotas, etc.),
– húmedos (zumos, frutas, vapor, hervidos, ensaladas, pasta, estofados, sopas, cremas de verduras…)
– secos y/o duros (pan tostado, frutos secos, semillas, galletas, patatas fritas de bolsa, carne a la plancha, etc.).
¿Cuando picoteas, qué textura tienen los alimentos que te apetecen? Vuelve a revisar lo que has comido y entenderás porque te apetece un alimento con esa textura… porque falta en tu dia a dia. - Tu sistema digestivo está tan debilitado que no permite absorber correctamente los nutrientes. Puede que tengas un desequilibrio en la microbiota (flora intestinal). O tienes las paredes intestinales irritadas por un exceso de gluten, grasas trans, lácteos, procesados o crudos. Si sueles tener estreñimiento, diarrea o dolor abdominal, reduce estos alimentos de inmediato.
- Bajos niveles de triptófano, un aminoácido esencial que regula los niveles de serotonina (un neuro-transmisor que se encarga del apetito y del estado de humor. Si te encuentras decaida, deprimida o sin motivación, te recomiendo tomar un suplemento de Griffonia (5htp) para aumentar tu alegria y reducir la necesidad de picotear.
Cuando regulas estos factores pero sigues teniendo necesidad de comer, entonces se trata de hambre emocional.
Y, ¿Qué es eso del hambre emocional?
Primero te explicaré qué es el hambre física o real para que entiendas el hambre emocional.
Cuando el cuerpo necesita energía para funcionar, empezamos a sentir cansancio, debilidad, todo nos parece más difícil y nos cuesta concentrarnos y trabajar. El estómago empieza a mandar señales, nos molesta y hace ruidos. Cuando empezamos a comer empezamos a sentirnos mejor porque se está cumpliendo una necesidad corporal. Esto es hambre física.
El hambre emocional es repentina, no hay señales del estómago sino que lo necesitas si o si y no se satisface con alimentos vegetales y fruta, sino con comida industrial y muy azucarada, grasienta o salada. Sientes un dolor y un vacío en tu interior debido a las necesidades emocionales o espirituales insatisfechas.
Tratas de evitar, llenar o tapar el vacío emocional con la comida. O a veces intentas usar la comida para esconder tus sentimientos y no verlos, como si quisieras desaparecer tapándote los ojos.
Aquí tienes un esquema que te ayudará a detectar cuando tienes hambre física o hambre emocional.
PERO AUN HAY MÁS TIPOS DE HAMBRE…
A veces, confundimos señales de nuestro cuerpo con el hambre real. Son sensaciones , pero el hambre no es física. He aquí algunos ejemplos:
“El hambre mandibular”
Cuando nos sentimos irritados o estresado, queremos masticar nuestros malestares. Nuestro cuerpo no está pidiendo comida, pero nos tensa la boca en un intento de aliviar la ansiedad.
“Hambre visual”
Vemos u olemos algo que se ve tan delicioso que nuestras bocas comienzan a salivar. A veces, sólo de pensar en un alimento trae en un deseo por el. Deseamos probar la comida, pero en realidad no estamos físicamente hambrientos.
“Hambre por costumbres”
Estamos habituados a comer a ciertas horas así que cuando miramos el reloj y vemos una hora, creemos que tenemos que comer porque ya “es el momento”, incluso si no tienes ganas de comer.
“Hambre de sed”
A veces confundimos la deshidratación con el hambre real. El cuerpo está pidiendo líquidos pero no comida. Bebe antes de comer y si se pasa el hambre, es que tenías sed.
“Hambre de descanso”
Cuando sentimos que nuestros niveles de energía son bajos, algunos de nosotros pensamos automáticamente que si comemos algo, nos sentiremos mejor. Sin embargo, si hemos estado trabajando muy duro hemos dormido poco, el cuerpo necesita descansar, no comida.
¿Y qué puedo hacer para evitar el hambre emocional y el picoteo?
Lo primero es darte cuenta del tipo de hambre que tienes. Si es hambre física come aquellos alimentos que necesita tu organismo de forma pausada y consciente. Si es hambre emocional, entonces para un minuto, haz 5 respiraciones muy profundas y luego pregúntate:
- ¿Qué sentimientos me invaden en estos momentos?
- ¿En qué he estado pensando para sentirme de esta manera?
- ¿Cómo puedo cambiar mis sentimientos?
- ¿Qué ocurriría si dejo que mis emociones afloren?
Luego llama a una amiga o alguien de confianza y explicale cómo te sientes. Tal como explico en neuro-dietética, también puedes:
- hacer ioga, ejercicio o caminar,
- hinchar globos o dar golpes en un cojín,
- dibujar tus sentimientos en un papel, darles forma y externalizarlos.
- limpiar un armario que tenías pendiente desde hace meses.
Todo lo que sea necesario para descargar la rabia, el enfado, la frustración o dejar de aburrirte.
Espero que te sirva y si crees que puede ayudar a otras personas, ¡compartelo!
Monica
Tu mentora de alimentación consciente.